domingo, 15 de mayo de 2011

Adaptación


Adaptación: La princesa, la flor y el pañuelo.

Esta es la historia de una joven princesa llamada Briseida, que vivía muy feliz en su castillo, con su padre y su hermana pequeña, pues su madre había fallecido hace mucho tiempo.

Briseida era muy guapa, cariñosa y responsable; sin embargo Dafne, su hermana pequeña, era muy linda aunque también muy caprichosa e irresponsable.

Todos los días salían juntas a dar un paseo por el reino, y siempre se encontraban con un apuesto duque que vivía cerca de allí. Dafne siempre hacia comentarios sobre lo guapo que era y que cuando le llegara la hora de elegir marido lo elegiría a él. 

Un par de meses más tarde el joven duque pidió la mano de la guapa Briseida. Su hermana Dafne se enfadó mucho y la dijo que ya no la quería, que ya no eran hermanas. Entonces Briseida habló con el duque y le dijo que no se podían casar porque su hermana pequeña estaba muy enamorada de él. El duque le respondió que le daba igual y que nadie se iba a interponer en su matrimonio.

Briseida pensó que si le daba un poco de tiempo al final aceptaría casarse con Dafne.

Una mañana se levanto y empezó a pensar que podía hacer para retrasar la boda, y después de muchas horas se le ocurrió que podrían buscar una flor tan bella y tan extraña que nadie la conociera aun.

Pasó un año y el duque por fin encontró la flor. Briseida se tenía que inventar otra excusa rápidamente, y se le ocurrió pedir un pañuelo que la abrigara en los inviernos más duros y tan ligero como una pluma. El duque no se daba por vencido y consiguió fabricarlo.

Un día que Briseida paseaba por el bosque, escuchó unas voces a lo lejos, se acerco para oír mejor, y se dio cuenta de que se trataba del duque y de uno de sus consejeros. El duque le decía que quería mucho a Briseida pero que si algún día pasase algo que los alejara, se iría al lado de Dafne.

Briseida salió corriendo en dirección al castillo y después de mucho meditar, cogió la flor más extraña y bella del mundo y el pañuelo tan ligero como las nubes y huyo, para que su hermana pudiera ser feliz.

Pasó meses perdida en el bosque sin rumbo y apenas sin comer. Lo único bueno era que tenía su maravilloso pañuelo que la protegía de todo lo que había en el bosque.

Un día, un joven príncipe que salió a dar un paseo a caballo se la encontró, y se apiado de ella, la convenció para llevársela al castillo y así no morirse de hambre.

Pronto se puso a trabajar como criada, y se encargaba de limpiar la habitación del príncipe. Asique un día le dejo encima de la cama un precioso colgante de piedras preciosas que le había regalado su padre. El príncipe sorprendido pregunto de quien era aquello pero no obtuvo respuesta. Al día siguiente Briseida le volvió a dejar otro colgante esta vez de oro encima de su almohada. Y salió a pasear por el bosque, únicamente cubierta por el pañuelo tan ligero como el aire.

La semana siguiente el príncipe organizaba una fiesta para darse a conocer en todo el reino y quizás también para encontrar a su futura esposa.

Briseida decidió que saldría antes de su trabajo, se pondría sus mejores galas y también adornaría su largo y precioso cabello con la flor más bonita y extraña del mundo.

La fiesta comenzó y todos se pusieron a  bailar. Al tocar el reloj las doce, apareció Briseida y todos se quedaron con la boca abierta al ver lo guapa que iba. El príncipe la pidió que bailara con ella y después de un par de horas hablando y bailando, el príncipe la confeso que estaba profundamente enamorado y que quería saber su nombre y de donde venia. Briseida se puso muy nerviosa y no quiso contestarle. Finalmente el príncipe consiguió convencerla y le contó toda su historia. El príncipe la acogió entre sus brazos, la dio un beso y la susurro al odio: yo te protegeré de todo, yo soy tu final feliz.

Se casaron y vivieron felices y comieron perdices.

No hay comentarios:

Publicar un comentario